14 de enero de 2014

Cactácea

Creo que me está creciendo un cactus. Dentro. En esa zona situada aproximadamente entre el estómago y el corazón. No consigo recordar cuándo planté la semilla, o si me la plantaron. Y no lo riego, claro... aunque a veces, con los cactus, casi es peor. 
Creo que se riega solo, cuando lo necesita. 
Aunque yo no quiera. 
Como crece (últimamente de manera descontrolada) me pincha. Por dentro. En esa zona situada aproximadamente entre el estómago y el corazón. 
Ayer, sin ir más lejos, se hizo notar desde bien temprano. Primero de una manera muy leve, rozaba, pinchaba un poco... pero era soportable. Sin embargo, a medida que avanzaba el día se iba haciendo notar más y más. Qué hijo de puta el cactus. A última hora del día ya era insoportable, apenas podía ponerme recta y sólo quería llorar. 
Algunos me preguntaron, al ver mi cara, cual era la razón de que yo estuviese así...
Pero claro, cómo le explicas a nadie que tienes un cactus incrustado por dentro, en esa zona situada aproximadamente entre el estómago y el corazón...

10 comentarios:

  1. Y yo que creía que esos pinchazos que se notan de vez en cuando en esa zona eran el dolor del alma...y resulta que nos crecen cactus.

    Un caluroso abrazo pero sin apretar por eso de los pinchos.

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  2. Es posible que tú no lo hayas plantado, sinó que te haya alcanzado una especie de espora Cactácea. y se haya introducido por la boca. Morderse la lengua suele ser la clave para que germine la semilla y el silencio mantenido hace que crezca. Riégalo, inúndalo con tus propias lágrimas y poco a poco se irá marchitando.

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  3. Noelia, es una buena opción...
    Un beso

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  4. César, qué buenisísima solución... inundarlo, claro!
    Un beso

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  5. La mejor opción es pensar que no lo tienes, pero eso no es tan fácil. I know. Por otro lado, quizás no sea tan malo tener algo que pinche dentro de vez en cuando... no sé.

    Besos Missssss

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  6. Pues tal vez, Sue... a lo mejor no es tan malo...
    Un beso grande!

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