7 de noviembre de 2013

Adentro

¿Qué puede hacer una con esas visitas inesperadas que llegan, revolucionan y se van?
Llegan, vaya si llegan. Se quedan un tiempo y calan. Hasta el fondo. Pero fíjate... no dejan nada.
Sí, lo sé. No entiendes nada. No sabes qué pasó. Qué le pasó.
Son así... llegan suaves y dulces. Te dan un beso en la frente y se van. No lo entiendes, claro. Ni tú ni nadie.
Tampoco entiendes por qué te importa tanto, si al fin, solamente os regalasteis palabras.
Te recomiendo que no intentes comprenderlo. Y mucho menos que trates de justificarlo con tus faltas, con aquello que no hiciste o callaste.
Piensa tan solo que igual que llegó, se fue.
Piensa, tan solo, que algo mereció la pena.

4 comentarios:

  1. Disfrutar de ellas mientras están. Siempre positivo.

    Un abrazo

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  2. Mejor verlo así, sí. Pero algunas veces dejan un vacío tan grande...
    Un beso, Jota

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  3. Como dice Jota, disfrutar en ese momento y los vacíos siempre se suelen ocupar, tarde o temprano.

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  4. Pero llenar los vacíos, a veces es imposible, o tremendamente doloroso también...
    Un beso Noe

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