¿Qué puede hacer una con esas visitas inesperadas que llegan, revolucionan y se van?
Llegan, vaya si llegan. Se quedan un tiempo y calan. Hasta el fondo. Pero fíjate... no dejan nada.
Sí, lo sé. No entiendes nada. No sabes qué pasó. Qué le pasó.
Son así... llegan suaves y dulces. Te dan un beso en la frente y se van. No lo entiendes, claro. Ni tú ni nadie.
Tampoco entiendes por qué te importa tanto, si al fin, solamente os regalasteis palabras.
Te recomiendo que no intentes comprenderlo. Y mucho menos que trates de justificarlo con tus faltas, con aquello que no hiciste o callaste.
Piensa tan solo que igual que llegó, se fue.
Piensa, tan solo, que algo mereció la pena.
Disfrutar de ellas mientras están. Siempre positivo.
ResponderEliminarUn abrazo
Mejor verlo así, sí. Pero algunas veces dejan un vacío tan grande...
ResponderEliminarUn beso, Jota
Como dice Jota, disfrutar en ese momento y los vacíos siempre se suelen ocupar, tarde o temprano.
ResponderEliminarPero llenar los vacíos, a veces es imposible, o tremendamente doloroso también...
ResponderEliminarUn beso Noe