1 de agosto de 2014

Aire fresco

Para olvidarse de todo durante al menos unos minutos. 
Aire que nace como brisa suave y que se mantiene, que acaricia mi pelo y me despeina. Y roza la piel, como sus manos. Aire que continúa posándose en mi regazo y levantándome un poco la falda, tímido e infantil. Que desliza el tirante de mi vestido y refresca el rubor de mi rostro. Aire que me obliga a cerrar los ojos y a apretar los puños. Que me besa en los labios. Aire que crece y separa mis piernas, que oprime mis muslos y me obliga a gritar. Aire que me llena de aire por dentro.
Aire que luego cura las heridas, que lame mis cicatrices y me ayuda a dormir.

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