Ayer te costó dormirte. Mucho. Como hacía tiempo.
Lo noté después de tomar la cena. Ya estabas inquieto.
Te llevé a la cama y te quité la ropa. Despacito. Y cada prenda que sacaba la cambiaba por un beso.
Te besé las manos, los brazos, las piernas y la frente. Para que no tuvieras frío.
Te sonreí y acaricié tu pelo.
Amenazaste con llorar. Varias veces. Me asusté porque me temía que una vez que empezases no ibas a parar jamás. Como alguna otra vez.
Te acogí entre mis brazos y te acuné, te arrullé, te canté y te hablé bajito al oído.
Al final te dormiste.
Y entonces te besé ligero en los labios. Me acosté a tu lado y acompasé mi respiración a la tuya.
Alguna vez me habías dicho que te gustaría volver a dormir como cuando eras niño...
(Enero, 2011)
Qué delicia...
ResponderEliminarGracias Piquina :)
ResponderEliminarPrecioso!!
ResponderEliminar...y de esta forma en paz
ResponderEliminarun abrazo
Muchas gracias César!
ResponderEliminarUn beso
Jota, en paz. Si. Dormir como duermen los niños.
ResponderEliminarBesos!